Los gatos son incomprendidos porque no se dignan explicarse: son enigmáticos únicamente para quien ignora la potencia expresiva del mutismo. Paul Morand
martes, 29 de noviembre de 2011
jueves, 24 de noviembre de 2011
Gary
La historia de Gary es breve. Me llamaron por la mañana. Era una familia con niños que querían adoptar un gatito por que la gata de la familia había muerto. Estaban interesados en un machito, yo sólo tengo hembras ahora, así que les dije que si me enteraba de algo ya les llamaría.
Esa misma noche iba en autobús al hospital para cuidar a mi hermano y justo al bajar en la parada vi un gatito naranja de dos meses debajo de la lluvia intentado llamar la atención de las personas que esperaban el autobús. Bueno, si existe el destino desde luego intervino en esta historia, llamé a la familia y aceptaron acoger al gatito, después llamé a unos amigos que recogieron a Gary y se encargaron de tramitar la adopción al día siguiente.
Todo salió bien y Gary encajó a la perfección en su nuevo hogar, es bueno, juguetón y se lleva bien con los niños.
Un gatito simpático y con muuuuucha suerte
Esa misma noche iba en autobús al hospital para cuidar a mi hermano y justo al bajar en la parada vi un gatito naranja de dos meses debajo de la lluvia intentado llamar la atención de las personas que esperaban el autobús. Bueno, si existe el destino desde luego intervino en esta historia, llamé a la familia y aceptaron acoger al gatito, después llamé a unos amigos que recogieron a Gary y se encargaron de tramitar la adopción al día siguiente.
Todo salió bien y Gary encajó a la perfección en su nuevo hogar, es bueno, juguetón y se lleva bien con los niños.
Un gatito simpático y con muuuuucha suerte
domingo, 20 de noviembre de 2011
Humano y gato. Origen de la asociación
El gato es uno de los animales de compañía más populares del mundo, sin embargo su asociación con hombre es relativamente reciente. ¿Por qué este animal que puede vivir perfectamente en libertad decidió convivir con los humanos?
Teoría de la mutación genética
Normalmente los gatos salvajes adultos tienen comportamientos extremadamente solitarios y agresivos hacia el hombre, se cree que en algún momento el Gato Salvaje Africano sufrió una mutación genética, que redujo sus niveles de stress al encontrarse cerca de humanos.
Esta modificación supuso una gran ventaja para los gatos, podían aprovechar fuentes de alimentos nuevas, como colonias de roedores en las granjas, basureros, y obtener mejores opciones de resguardo. Además no tenían competencia ya que otras especies de gatos al temer a los humanos permanecían lejos de esas áreas.
Los humanos por su parte al observar que los grupos de gatos ayudaban a mantener a raya las plagas de roedores tuvieron una actitud receptiva hacia ellos.
Estos gatitos portadores de la mutación genética se mantendrían siempre en un estadio infantil, y tendrían menos probabilidades de independizarse y volver a la vida salvaje al llegar a la madurez, no como ocurre con otras especies de gatos, que aunque se crien en cautividad al llegar a adultos son socialmente independientes y rechazan el contacto con humanos.
Según esta teoría los gatos domésticos nunca llegan a ser completamente adultos y mantienen una actitud infantil, se quedan estancados en la fase de adulto joven, es decir tienen el comportamiento de un cachorro a punto de pasar a la edad adulta. Sin embargo, esta modificación no es suficiente para alterar sus respuestas frente a amenazas o la habilidad para la caza, por lo que los gatos domesticados tienen estrategias para afrontar un desafío. Por eso podemos encontrar en la calle o en el campo colonias de gatos domésticos asilvestrados.
El gato como animal de compañía
Estos felinos sociables llamaron la atención de los romanos durante sus invasiones y empezaron a introducirlos en zonas de Europa donde tuvieron mucho éxito y comenzaron a cruzarse con especies de gatos salvajes autóctonas.
En un principio los gatos convivían con el hombre en los asentamientos pero fuera de las casas, a los humanos les interesaba tenerlos cerca, por el beneficio que obtenían, incluso eran cuidados y apreciados como algo valioso, pero no se les daba utilidad como compañía. Es en Europa 2000 años después de su domesticación en Egipto, cuando el aprecio por estos felinos hace tenerlos en el interior de las casas, como compañía no sólo por razones prácticas.
Los gatos domésticos han sufrido algunas modificaciones estéticas a lo largo de los siglos, pero en general sus características físicas y de comportamiento no están alteradas comparadas con las de su antecesor salvaje.
Actualmente el gato es uno de los animales de compañía preferidos en todo el mundo, cada vez tenemos menos tiempo y vivimos en casas más pequeñas, los gatos son pequeños, requieren poco tiempo y son bastante autónomos. En los últimos años se aprecia un aumento de este animal en los hogares.
El gato es uno de los mamíferos depredadores que sobrevive con más éxito sobre la tierra. Se estima que en la actualidad habitan en una amplia variedad de ambientes 400 millones de gatos y la mayoría no son animales de compañía sino que viven libremente con la misma reactividad reducida que tenía el primero de los Gatos Salvajes Africanos, modificada por casualidad, en el Egipto Antiguo.
Fuente: Comportamiento Animal
Teoría de la mutación genética
Los gatos comienzan a convivir de forma estrecha con los humanos en el Delta del Nilo alrededor del 1500 AC. Los estudios arqueológicos señalan al Gato Salvaje Africano (Felis sylvestris lybica) como el ancestro del actual gato doméstico.
Normalmente los gatos salvajes adultos tienen comportamientos extremadamente solitarios y agresivos hacia el hombre, se cree que en algún momento el Gato Salvaje Africano sufrió una mutación genética, que redujo sus niveles de stress al encontrarse cerca de humanos.
Esta modificación supuso una gran ventaja para los gatos, podían aprovechar fuentes de alimentos nuevas, como colonias de roedores en las granjas, basureros, y obtener mejores opciones de resguardo. Además no tenían competencia ya que otras especies de gatos al temer a los humanos permanecían lejos de esas áreas.
Los humanos por su parte al observar que los grupos de gatos ayudaban a mantener a raya las plagas de roedores tuvieron una actitud receptiva hacia ellos.
Algunas personas comenzaron a llevar cachorros a sus casas para criarlos. Los gatitos criados así aceptaron a los humanos como sustitutos maternos.
Estos gatitos portadores de la mutación genética se mantendrían siempre en un estadio infantil, y tendrían menos probabilidades de independizarse y volver a la vida salvaje al llegar a la madurez, no como ocurre con otras especies de gatos, que aunque se crien en cautividad al llegar a adultos son socialmente independientes y rechazan el contacto con humanos.
Según esta teoría los gatos domésticos nunca llegan a ser completamente adultos y mantienen una actitud infantil, se quedan estancados en la fase de adulto joven, es decir tienen el comportamiento de un cachorro a punto de pasar a la edad adulta. Sin embargo, esta modificación no es suficiente para alterar sus respuestas frente a amenazas o la habilidad para la caza, por lo que los gatos domesticados tienen estrategias para afrontar un desafío. Por eso podemos encontrar en la calle o en el campo colonias de gatos domésticos asilvestrados.
El gato como animal de compañía
Estos felinos sociables llamaron la atención de los romanos durante sus invasiones y empezaron a introducirlos en zonas de Europa donde tuvieron mucho éxito y comenzaron a cruzarse con especies de gatos salvajes autóctonas.
En un principio los gatos convivían con el hombre en los asentamientos pero fuera de las casas, a los humanos les interesaba tenerlos cerca, por el beneficio que obtenían, incluso eran cuidados y apreciados como algo valioso, pero no se les daba utilidad como compañía. Es en Europa 2000 años después de su domesticación en Egipto, cuando el aprecio por estos felinos hace tenerlos en el interior de las casas, como compañía no sólo por razones prácticas.
Los gatos domésticos han sufrido algunas modificaciones estéticas a lo largo de los siglos, pero en general sus características físicas y de comportamiento no están alteradas comparadas con las de su antecesor salvaje.
Actualmente el gato es uno de los animales de compañía preferidos en todo el mundo, cada vez tenemos menos tiempo y vivimos en casas más pequeñas, los gatos son pequeños, requieren poco tiempo y son bastante autónomos. En los últimos años se aprecia un aumento de este animal en los hogares.
El gato es uno de los mamíferos depredadores que sobrevive con más éxito sobre la tierra. Se estima que en la actualidad habitan en una amplia variedad de ambientes 400 millones de gatos y la mayoría no son animales de compañía sino que viven libremente con la misma reactividad reducida que tenía el primero de los Gatos Salvajes Africanos, modificada por casualidad, en el Egipto Antiguo.
Fuente: Comportamiento Animal
domingo, 13 de noviembre de 2011
El Reloj
Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankin advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.
El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: «Voy a decírselo.» Pocos instantes después presentose de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole, como suele decirse, a lo blanco de los ojos, afirmó, sin titubear: «Todavía no son las doce en punto.» Y así era en verdad.
Yo, si me inclino hacia la hermosa felina, la bien nombrada, que es a un tiempo mismo honor de su sexo, orgullo de mi corazón y perfume de mi espíritu, ya sea de noche, ya de día, en luz o en sombra opaca, en el fondo de sus ojos adorables veo siempre con claridad la hora, siempre la misma, una hora vasta, solemne, grande como el espacio, sin división de minutos ni segundos, una hora inmóvil que no está marcada en los relojes, y es, sin embargo, leve como un suspiro, rápida como una ojeada.
Si algún importuno viniera a molestarme mientras la mirada mía reposa en tan deliciosa esfera; si algún genio malo e intolerante, si algún Demonio del contratiempo viniese a decirme: «¿Qué miras con tal cuidado? ¿Qué buscas en los ojos de esa criatura? ¿Ves en ellos la hora, mortal pródigo y holgazán?» Yo, sin vacilar, contestaría: «Sí; veo en ellos la hora. ¡Es la Eternidad!»
Pequeños Poemas en Prosa. Charles Baudelaire.
En memoria de Dora
Viejos amigos
Nos encanta tener noticias de nuestros antiguos acogidos, en ese sentido ha sido una buena semana, hemos sabido de varios de ellos.
Por fin he tenido un rato libre y he pasado a ver como está Gamusino. Lo he encontrado muy crecido y guapo, aunque las fotos no le hacen justicia. Vive con dos gatitas y un cocker, es muy querido en la casa. Aunque sigue en adopción yo creo que se van a quedar con él, y ojalá que sea así porque en ningún sitio va a tener más cariño ni va a estar mejor que donde está ahora.
Zen, ahora hace un año que se fué a vivir con su familia y casualmente nos han mandado noticias y fotos de él, está muy grande, ahora es un gatito muy activo y juguetón, nada que ver con aquel gatito tímido y apocado que yo recogí, jeje.
Lula, nos encontramos a la familia de Lula el otro día, también es una gatita alegre y traviesa. Nos gusta su historia. La adoptaron para hacer compañía a un gatito que siempre estaba enfermo y deprimido, desde que llegó ella es otro y nunca se ha vuelto a encontrar mal.
Los hermanos, muy contentos de tener una casa y una familia, dejo este vídeo que nos mandaron donde se ve las buenas migas que hacen con su hermano mayor.
Lula, nos encontramos a la familia de Lula el otro día, también es una gatita alegre y traviesa. Nos gusta su historia. La adoptaron para hacer compañía a un gatito que siempre estaba enfermo y deprimido, desde que llegó ella es otro y nunca se ha vuelto a encontrar mal.
Los hermanos, muy contentos de tener una casa y una familia, dejo este vídeo que nos mandaron donde se ve las buenas migas que hacen con su hermano mayor.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Toricidios: Hoy el Toro de Júbilo. Medinaceli
En un par de días se celebrará el Toro de Júbilo, en este caso el "acto artístico y cultural", consiste en atar unas bolas en los cuernos del toro, prenderles fuego y dejar que el aterrorizado animal deambule por las calles.
Si te parece que esta festividad es una muestra de crueldad y de atraso, puedes enviar y difundir la siguiente carta. Incluye las direcciones donde debe enviarse.
Nota en Facebook: https://www.facebook.com/#!/notes/libertad-animal/petici%C3%B3n-contra-el-toro-de-j%C3%BAbilo-en-medinaceli-difusi%C3%B3n/259735980745027
Direcciones:
Si te parece que esta festividad es una muestra de crueldad y de atraso, puedes enviar y difundir la siguiente carta. Incluye las direcciones donde debe enviarse.
Nota en Facebook: https://www.facebook.com/#!/notes/libertad-animal/petici%C3%B3n-contra-el-toro-de-j%C3%BAbilo-en-medinaceli-difusi%C3%B3n/259735980745027
Direcciones:
ayuntamientomedinaceli@yahoo.es
secretaria@medinaceli.es
aedl@medinaceli.es
ayuntamiento@medinaceli.es
Estimados señores,
Esta carta pretende ser una petición de un gran número de españoles que nos sentimos ofendidos e impotentes de ver como un años más, se celebrará en sus inmediaciones la popular fiesta llamada "Toro de Júbilo".
El Toro de Júbilo, una fiesta legendaria y muy conocida en Medinaceli pues data del siglo XVI, y somos conscientes de la tradición popular que ha representado a la ciudad desde entonces. No obstante, es necesario que se tenga en cuenta la opinión de una gran mayoría de españoles, que cada año vemos con desolación la celebración de esta fiesta, que para nosotros, no es más que otro maltrato hacia un animal indefenso e inocente.
Si bien es cierto que el animal no muere en la fiesta, este no es argumento válido para justificar el sufrimiento físico y psicológico que si padece, pues recordamos que se realiza en contra de su voluntad y ejerciendo actos que van en contra de sus instintos naturales. Es sabido que el fuego es temido por todos los animales, pues inconscientemente saben que deben huir de él, y el hecho de exponer al animal al fuego de una forma tan directa y cercana, provoca en él una gran ansiedad y estrés, que se acentúa con la muchedumbre de personas que se abarrotan por las calles, gritando y corriendo alrededor del toro, que desconcertado al principio, intenta desprenderse de las bolas de fuego y seguidamente deambula buscando un refugio, sin obtener resultado.
Además, es necesario recordar que dicha fiesta estuvo prohibida desde 1966 hasta 1972, después de que unos reporteros británicos denunciaran la fiesta, por la crueldad que emana, provocando que las mismas autoridades españolas tuvieran que evitar la celebración de la misma.
Concluyo pues, haciéndoles una invitación a la reflexión. Hasta que punto va a llegar España en las celebraciones de sus fiestas populares? Es necesario todo este sufrimiento animal para nuestra diversión? Realmente estamos respetando los derechos animales de los que también deberían gozar los toros?
Les pido por favor, que reflexionen sobre esto, y tomen medidas de concienciación de la población a fin de que el pueblo español dé, de una vez por todas, un paso hacia delante en materia de respeto animal
Muchas gracias por su atención,
NOMBRE
DNI
POBLACIÓN
secretaria@medinaceli.es
aedl@medinaceli.es
ayuntamiento@medinaceli.es
Estimados señores,
Esta carta pretende ser una petición de un gran número de españoles que nos sentimos ofendidos e impotentes de ver como un años más, se celebrará en sus inmediaciones la popular fiesta llamada "Toro de Júbilo".
El Toro de Júbilo, una fiesta legendaria y muy conocida en Medinaceli pues data del siglo XVI, y somos conscientes de la tradición popular que ha representado a la ciudad desde entonces. No obstante, es necesario que se tenga en cuenta la opinión de una gran mayoría de españoles, que cada año vemos con desolación la celebración de esta fiesta, que para nosotros, no es más que otro maltrato hacia un animal indefenso e inocente.
Si bien es cierto que el animal no muere en la fiesta, este no es argumento válido para justificar el sufrimiento físico y psicológico que si padece, pues recordamos que se realiza en contra de su voluntad y ejerciendo actos que van en contra de sus instintos naturales. Es sabido que el fuego es temido por todos los animales, pues inconscientemente saben que deben huir de él, y el hecho de exponer al animal al fuego de una forma tan directa y cercana, provoca en él una gran ansiedad y estrés, que se acentúa con la muchedumbre de personas que se abarrotan por las calles, gritando y corriendo alrededor del toro, que desconcertado al principio, intenta desprenderse de las bolas de fuego y seguidamente deambula buscando un refugio, sin obtener resultado.
Además, es necesario recordar que dicha fiesta estuvo prohibida desde 1966 hasta 1972, después de que unos reporteros británicos denunciaran la fiesta, por la crueldad que emana, provocando que las mismas autoridades españolas tuvieran que evitar la celebración de la misma.
Concluyo pues, haciéndoles una invitación a la reflexión. Hasta que punto va a llegar España en las celebraciones de sus fiestas populares? Es necesario todo este sufrimiento animal para nuestra diversión? Realmente estamos respetando los derechos animales de los que también deberían gozar los toros?
Les pido por favor, que reflexionen sobre esto, y tomen medidas de concienciación de la población a fin de que el pueblo español dé, de una vez por todas, un paso hacia delante en materia de respeto animal
Muchas gracias por su atención,
NOMBRE
DNI
POBLACIÓN
miércoles, 9 de noviembre de 2011
martes, 1 de noviembre de 2011
El Gato. De Juan Carlos Onetti
Muchas cosas desagradables se pueden decir o imaginar de John. Pero nunca le sospeché una mentira; tenía demasiado desprecio por la gente para inventarse cualquier fábula que le fuera favorable.
De modo que cuando me contó alegre y bebiendo dry martinis la historia –para mí, sobretodo– de uno de sus casamientos fallidos, no tuve duda. Era, o fue, como mirar y oír una película sin posibilidad de recomienzo ni temor sobre su capacidad de ser creída. Tampoco quedaba agujero para una sonrisa.
Yo llegaba, una semana antes, de París y quería actualizar, confirmar y desechar los rumores que me habían llegado sobre amigos, más o menos comunes, durante mi ausencia.
John era un inglés conversador y sabía burlarse de todo con despego, a veces lástima, nunca maldad.
Bebimos y hubo un largo silencio: John parecía meditar indeciso con el ceño fruncido.
Dejó su vaso sobre la mesa y me dijo, conservando su actitud de piernas cruzadas y de resuelto perfil:
–Era francesa y tú la conoces. Tal vez lo sepas porque estabamos practicamente casados. Sólo nos faltaba el sacerdote, el juez y la llegada de unos muebles viejos y caros de los que no quería desprenderse. Bisabuelos y abuelos y padres, casi toda la historia de Francia. A mí sólo me importaba ella, Marie. Ya puedes buscar entre todas las Maries que recuerdes. Estaba loco y a veces pensé que era una locura sexual. Verla, bastaba; oler un pañuelo olvidado, bastaba; entrar al baño después de que ya había salido. Nos veíamos todas las semanas, aquí o en París. Dos o tres días seguidos. Ibamos y volvíamos. Y mi deseo aumentaba cada vez y yo me entregaba a él, escarbaba en él; quería más y más. Y cada más era era como un escalón que me impulsaba a pisar otro. Siempre en descenso porque yo sabía que estaba perdiendo salud y cerebro.
Sin dejar de ofrecerme un hombro, hizo una seña a Jeeves y vinieron dos vasos: dry martini para él y un gin tonic para mí. Encendió la pipa (él sabía que fumar apresuraría mi muerte) y estuvo un rato pensando, casi sonriendo con labios que no endulzaba la alegría. Como ocurre siempre en esta clase de cuentos me mantuve en silencio, esperando; fui recompensado, Johny dijo sin mirarme:
–Al gato lo bauticé Edgar. Y no porque fuera un gato negro con símbolos de horror, blancos, en su pecho.
–Una noche en que Marie, como estaba planeado, llegó al aeropuerto. La recibí, tomamos cocteles con la alegría de siempre, brindamos por la felicidad matrimonial. Esto no hace reír pero es cómico. Fuimos a cenar y luego a mi departamento. No te dije, porque no lo sé y tal vez no me importe, que la portera y semipatrona estaba encaprichada conmigo o, simplemente, me odiaba sin pausa. Algo de eso.
Entramos y encendí la luz. Ella no había estado nunca allí. Miró alrededor con una sonrisa que era de aprobación antes de haber nacido. Y vio, vimos, en medio de la gran cama, con su colcha blanca de señorita, un gato negro, grande, gordo. Un gato que yo veía por primera vez y que parecía acostumbrado a ronronear allí. Con las patas dobladas bajo el pecho nos miró con ojos curiosos y volvió a cerrarlos. Hasta hoy no sé cómo pudo haber entrado. Sospecho, apenas. Me adelante para acariciarle el lomo y la garganta y entonces ella explotó. Que echara el gato inmundo, que iba a llenar la cama de pulgas. A gritos y pateando el suelo. Yo encendí un cigarrillo y abrí la puerta. Le dije que me había hecho feliz encontrar por sorpresa que alguien nos daba la bienvenida. Ella me trató de estúpido y golpeó las manos hasta que el gato corrió hacia la puerta y la sombra del pasillo. Bueno, vamos a tomar otro vaso porque ya basta como prólogo. Lo que ocurrió es simple y para mí muy trabajoso de explicar. En aquel momento resolví que yo nunca podría casarme con aquella mujer; que era imposible vivir con ella, ser feliz con ella. No se lo dije entonces y el resto de la noche, hasta el cansancio de la madrugada pasaron como lo presentíamos y lo deseabamos.
Bebió de un trago, encendió nuevamente la pipa y sonrió alegre y desafiante. Ahora se volvió para mirarme los ojos y dijo:
–Lo que explica para cualquier tipo inteligente porque desde entonces solo he tenido aventuras y me he propuesto que duren poco.
Gracias a Sr Fraseos por el aporte.
De modo que cuando me contó alegre y bebiendo dry martinis la historia –para mí, sobretodo– de uno de sus casamientos fallidos, no tuve duda. Era, o fue, como mirar y oír una película sin posibilidad de recomienzo ni temor sobre su capacidad de ser creída. Tampoco quedaba agujero para una sonrisa.
Yo llegaba, una semana antes, de París y quería actualizar, confirmar y desechar los rumores que me habían llegado sobre amigos, más o menos comunes, durante mi ausencia.
John era un inglés conversador y sabía burlarse de todo con despego, a veces lástima, nunca maldad.
Bebimos y hubo un largo silencio: John parecía meditar indeciso con el ceño fruncido.
Dejó su vaso sobre la mesa y me dijo, conservando su actitud de piernas cruzadas y de resuelto perfil:
–Era francesa y tú la conoces. Tal vez lo sepas porque estabamos practicamente casados. Sólo nos faltaba el sacerdote, el juez y la llegada de unos muebles viejos y caros de los que no quería desprenderse. Bisabuelos y abuelos y padres, casi toda la historia de Francia. A mí sólo me importaba ella, Marie. Ya puedes buscar entre todas las Maries que recuerdes. Estaba loco y a veces pensé que era una locura sexual. Verla, bastaba; oler un pañuelo olvidado, bastaba; entrar al baño después de que ya había salido. Nos veíamos todas las semanas, aquí o en París. Dos o tres días seguidos. Ibamos y volvíamos. Y mi deseo aumentaba cada vez y yo me entregaba a él, escarbaba en él; quería más y más. Y cada más era era como un escalón que me impulsaba a pisar otro. Siempre en descenso porque yo sabía que estaba perdiendo salud y cerebro.
Sin dejar de ofrecerme un hombro, hizo una seña a Jeeves y vinieron dos vasos: dry martini para él y un gin tonic para mí. Encendió la pipa (él sabía que fumar apresuraría mi muerte) y estuvo un rato pensando, casi sonriendo con labios que no endulzaba la alegría. Como ocurre siempre en esta clase de cuentos me mantuve en silencio, esperando; fui recompensado, Johny dijo sin mirarme:
Fotografía "Vigilando" de Cristina Granados |
–Una noche en que Marie, como estaba planeado, llegó al aeropuerto. La recibí, tomamos cocteles con la alegría de siempre, brindamos por la felicidad matrimonial. Esto no hace reír pero es cómico. Fuimos a cenar y luego a mi departamento. No te dije, porque no lo sé y tal vez no me importe, que la portera y semipatrona estaba encaprichada conmigo o, simplemente, me odiaba sin pausa. Algo de eso.
Entramos y encendí la luz. Ella no había estado nunca allí. Miró alrededor con una sonrisa que era de aprobación antes de haber nacido. Y vio, vimos, en medio de la gran cama, con su colcha blanca de señorita, un gato negro, grande, gordo. Un gato que yo veía por primera vez y que parecía acostumbrado a ronronear allí. Con las patas dobladas bajo el pecho nos miró con ojos curiosos y volvió a cerrarlos. Hasta hoy no sé cómo pudo haber entrado. Sospecho, apenas. Me adelante para acariciarle el lomo y la garganta y entonces ella explotó. Que echara el gato inmundo, que iba a llenar la cama de pulgas. A gritos y pateando el suelo. Yo encendí un cigarrillo y abrí la puerta. Le dije que me había hecho feliz encontrar por sorpresa que alguien nos daba la bienvenida. Ella me trató de estúpido y golpeó las manos hasta que el gato corrió hacia la puerta y la sombra del pasillo. Bueno, vamos a tomar otro vaso porque ya basta como prólogo. Lo que ocurrió es simple y para mí muy trabajoso de explicar. En aquel momento resolví que yo nunca podría casarme con aquella mujer; que era imposible vivir con ella, ser feliz con ella. No se lo dije entonces y el resto de la noche, hasta el cansancio de la madrugada pasaron como lo presentíamos y lo deseabamos.
Bebió de un trago, encendió nuevamente la pipa y sonrió alegre y desafiante. Ahora se volvió para mirarme los ojos y dijo:
–Lo que explica para cualquier tipo inteligente porque desde entonces solo he tenido aventuras y me he propuesto que duren poco.
Gracias a Sr Fraseos por el aporte.
Dedicado a Rocky