Me hubiera gustado no tener que escribir esta entrada o escribirla para contar un final feliz. Pero esta historia no ha tenido final feliz...
En agosto recibí un correo del refugio de Simón comentándome que su salud había empeorado mucho y que habían descubierto que además de leucemia tenía diabetes y tenía que recibir insulina dos veces al día. Ya fué un buen palo y me imaginé que su vida se iba a acortar mucho. Pero lo peor estaba por llegar...
El día 22 abrí la página de facebook y lo primero que vi fué un cartel de un gato perdido en Barcelona, era la foto de Simón que había escapado de su casa de acogida.
Lo único que pasaba por mi cabeza era que aquello no podía estar pasando, que tenía que ser una pesadilla...
Durante una semana angustiosa no dió señales de vida y todo indicaba que habría acabado enfermo y muerto por las calles. Hasta ayer en que por fin se tuvieron noticias de él, pero no buenas.
Simón fué encontrado por una familia el mismo día que se perdió, lo llevaron a su casa y lo cuidaron, incluso pensaron en quedarse con él. Como no lo vieron bien lo acercaron al veterinario, donde se detectó que tenía leucemia, aunque claro, no pudieron averiguar que además era diabético, sin su insulina no hizo más que deteriorarse y al final tuvieron que eutanasiarlo.
El único ¿consuelo? de todo esto es que no acabó tirado solo y enfermo en la calle.
Muy triste que con todo lo que se luchó por él y tanta gente que se solidarizó con su historia haya tenido un final tan amargo.
Muy triste que cuando por fin encuentra una familia dispuesta a darle un hogar haya sido unicamente para pasar sus últimos días.
Me despido de él con una foto de cuando lo conocí, hace años, cuando era joven y estaba sano, así es como me gusta recordarlo.
Nuestras condolencias amiga, nos hubiera gustado por él y por ti,un final feliz. Por nosotros también, ¡por todos!
ResponderEliminarEs realmente triste y da rabia, que las cosas se hayan torcido de tal manera.
un abrazo.
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ResponderEliminarLo siento muchísimo, Kira.
ResponderEliminarAunque no es consuelo, podía haber sido mucho peor en la calle...
¡Un abrazo!
Tantas historias y muy pocas con un final realmente feliz y duradero... Pero la felicidad a veces es ese breve instante en el que la mirada de un gato perdido se encuentra con la de una familia dispuesta a intentarlo, aunque el desenlace no sea el que nos hubiera gustado...
ResponderEliminarBuen viaje, Simón... Descansa ya en el corazón que luchó por ti y que tanto te quiso.
Ronroneos, Kira...
Muchas gracias por vuestros ánimos. Abrazos para vosotros también.
ResponderEliminarCuánto lo siento, por Simón y por ti, que no lo estarás pasando nada bien... Al menos me da un poco de esperanza pensar en esa familia que lo encontró y lo cuidó hasta el final, a veces también hay gente buena por el mundo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Lo siento, de verdad. Seguro que ya está disfrutando de las vistas, desde los blancos tejados de algodón.
ResponderEliminarAbrazos.
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ResponderEliminarLo siento mucho, Kira, por ti y por Simón, que se merecía que su final no llegara hasta dentro de mucho tiempo. Como dicen más arriba me consuela un poco que no haya muerto en la calle, que hubiera una familia que lo recogió y lo llevó al veterinario me da un poco de esperanza. Mucho ánimo para ti.
ResponderEliminarY no puedo evitar decirlo... ser casa de acogida conlleva una gran responsabilidad, hay que tener mucho cuidado con puertas y ventanas, transportines traicioneros, etc.