Uno de tantos gatos abandonados por mi barrio, que solía venir todos los días a saludar.
El vecino se pasaba la vida peleando con otros gatos del barrio, y en esas peleas solía salir muy mal parado, además corría riesgo de ser envenenado por unos vecinos bastante hijos de "fruta" que tenemos, así que fué acogido en Madrid y adoptado.
Estas son sus fotos en su nuevo hogar, donde se ha adaptado estupendamente a pesar del tiempo que llevaba como callejero y donde es muy querido.